junio 26, 2009

SUEÑOS CON MAIKOL

i soñao con el maikol yason. dicen que era blanco el maikol yason. tenía lo diente brilloso y bien apretao. me había atao a la cama y me chorreaba la baba en el pupo el culiao. eh, maikol, qué me va a hacé, maikol, qué me va a hacé, le decía. y dice que el maikol se reía fuerte y cantaba ui ar de uorl ui ar de children. te vuá se aca cuando te agarre maikol, soltáme te digo. entonce el maikol se ponía serio y se hurgueteaba el coso como si tuviera pulga y dice que le gritaba al estivi uonder que se acerque pa ve qué mierda tenía y el uonder, que era ciego pero no tonto, se acercaba y le decía, pero maikol, no sea tan culiao, son la pulga de lo mono, ya te i dicho que no andé haciendo suciedade con lo mono, ve, ahí tené la consecuencia de tu arrechura. el uonder era educadito y eso que era negro y dice que le dijo sarna con gusto no pica y el maikol, que hablaba en su idioma, pero en el sueño yo i entendío todo, el maikol le decía al negrito, mirá estivi, rajá de acá y traeme a lo culo con aca. lo qué, preguntaba el estivi. a lo culo con aca. ah, decía el estivi, que a zonzo no le ganaba nadie y desaparecía por la puerta. el maikol volvía a mirame, a respirame en la narí, igualito al alien, te acordá el alien, pero en ve de un aliencito le salía un pingo de adentro de la boca y el maikol me decía que yo era su pobre angelito y yo que no, que se había confundío fiero, soltáme maikol, soltáme, y el maikol se daba la vuelta porque el estivi había entrao con lo yason fái de la mano. qué nos va a hacé don maikol, tío estivi, preguntaba el maikolcito yason con su cara de negrito asustao y su naricita de asiento de bici. el maikol le saltaba encima y lo apuñalaba, a ve, negrito, ahora te quiero vé cantá, a ve, cantáte un tanguito negrito, y dice que el maikolcito yason, pobre, gritaba bien fuerte que él no sabía ningún tango, no sé ninguno don maikol, no don maikol, no, no, por favor, no y el maikol más ensañao y el estivi manoteaba el aire, pará maikol culiao, pará, soltálo maikol, el de los tangos era el negro leiva, le decía, y el maikol nada y los yason fái lloraban a los gritos pa que viniera el brá pí a rescatalo y adoptálos y dice que el maikol lo dejaba muertito al maikolcito yason cuando el estivi le ponía la mano en la espalda y le decía, ya tá chango, ya tá, y el maikol le gritaba soltáme, negro i mierda, que no vé que no sabe ningún tango, yo le vuá enseñá y a ustede también y el estivi le decía que no, que no veía pue, si era ciego y que no le hiciera la burla porque le iba a cortá lo buevo. qué va cortá vo le decía el maikol tinquiandolé la oreja. salí culiao, decía el estivi. a vé, chicato, cortáme lo buevo, a vé y el estivi comenzaba a tirá piña al aire y ninguna le calzaba al maikol porque dice que el maikol había sabío sé un hijo de puta pa la piña y a lo saltito se lo iba volteando al pobre estivi y lo yason fái le amagaban con ísele al humo y no se animaban, entonces el maikol se reía más fuerte y más fuerte y sacaba un rifle y lo mataba a todo, meno a mí, que seguía vivo y atao en la cama. ahora sí, decía el maikol, con lo ojo blanco y bañao en sangre, mostráme que tené ahí pobre angelito. que no soy ese maikol, creeme hermano, tás confundío. cerrá la jeta y mostráme. tás machao maikol, soltáme. calláte te digo y el maikol me clavaba el rifle en la garganta y yo escuchaba un tiro y pensaba uy, no, me ha volao el cránio el culiao este y entonces se me ponía toda la vista roja como una cortina bien gruesa y al ratito, che, al ratito abría lo ojo y el maikol taba duro y se caía antarca y atrá aparecía el yor bú con una magnum de oro y un puro en la boca, vestío de coboy. quedáte tranquilo, ñaño, me decía. el yor bú hablaba igualito a vo y yo le decía eh, amigo, soltáme pue, mirá lo que me ha hecho el culiao del maikol yason. sí, pero ya tá, te i venío a salvá, entendé, y me desataba y ya estábamo saliendo y me decía de ande so vo, chango, de ahícito nomá le decía, por qué, porque vamo a tené que tomá un helicótero, vo sabé viajá en helicótero, chango, me preguntaba el yor bú, no, nunca i viajao en eso, le decía, vo no te hagá drama chango, decía el yor bú, vo sabé quién soy yo, no, le decía pero cómo no vuá sabé si lo i visto en la tele un montón de vece, yo soy el yor bú, chango, entendé, el yor bú y te i venío a salvá, entendé, gracia don yor bú, le decía, no, qué gracia, escucháme chango, yo te i salvao y ahora vo me debé la vida, entendé, sí entiendo, le decía y le sentía el tufo a vino, había sabío sé un pichero el yor bú este. mirá chango, ahora me tené que hacé un favor, entendé, bueno, decía yo, cuál, mirá chango, ando necesitando un mozo pa un hotel que tengo en una isla. sí, de una don yor. cómo yor, míster bú. claro señor don míster yor bú, acepto el trabajo. no, no, qué trabajo, gratis chango, entendé, vo me está pagando la deuda, entendé. sí don yor bú, don míster yor bú, entiendo, y queda lejo la isla don mister. ahicito nomá, conocé guantánamo. no don míster, así se llama la isla. no, así se llama el hotel. y qué tengo que hacé. vo no tené que hacé nada entendé. y cómo le vuá devolvé el favor. quedáte piola chango, vo va a hacé lo que yo te mande, entendé, y yo mando que no hagá nada, entendé. no don míster yor pero sí entiendo, en eso me muestra con el dedo una islita y un hotelazo de acer. ya llegamo, hay que tiráse en paracaída, y yo me cagaba de la risa porque nunca me había tirao en paracaída de ningún lao, che, vo viera la cosquilla que me hacía en la panza, y el yor bú iba duro, como un robó, duro y fumando el cigarro y dele pegá tiro pa todo laos, dele gritá dejen de tirá hijos de puta, soy yo, el yor bú, y cuando caíamos al patio de piedra vimo que el paracaída estaba lleno de agujerito y todo era de piedra y de acero, hasta la planta y el agua y tenían unos cartelito amarillo con un rayo negro atravesao por toda parte y dice que el yor bú me decía que no tocara nada porque me iba a da una patada y me presentaba en la rececsión y decía este el nuevo chango pa la cámara de los placere y yo le preguntaba qué era eso de la cámara y de los placere y él me decía que era un programa de televisión y yo le decía si tenía que servi la comida a los actore y si había famosos y el yor bú me ponía la mano en el hombro y me decía yo te i rescatao pa convertíte en estrella, chango, entendé, y yo le decía gracia don yor bú, gracia, y él me decía mirá chango, vo no tengá miedo, te vamo a poné con estrella de nivel pa que no haya ningún drama, entendé, y dice que yo le i preguntao quiénes eran y el yor bú culiao me decía la anyelina yoli y la britni espir y yo me reía y le decía que no sea tan mentiroso y el yor bú me daba un chirlo en la nuca y me decía que no sea tan opa, que ya vuá vé y cuando llegábamo a la cámara de los placere sólo había un armazón de acero, un montón de cable de cuero, herramienta y una cámara pa filmá, pasá y ponéte cómodo decía el yor bú y se iba, al ratito entraban la anyelina y la britni con ropa de cuero y comenzaba a soná una música eléctrica y me bailaban entre las piernas y me ataban al armazón y dice que después empezaban a besáse y a tocáse y la britni le chupaba una teta y la anyelina la cacheteaba y la britni le tironeaba la mecha y la anyelina la agarraba del cogote y le mordía el labio de abajo y le hundía la mano en la bombacha y la britni hacía lo mismo hasta que se la sacaban y las dos tenían aros en la concha y se los tironeaban con los diente y no paraban de gritáse te gusta putita, te gusta putita, y la britni ya estaba por acabá y la anyelina le metía un seco que la tirao a la otra punta y le decía quién te ha dao permiso de acabá, y la britni comenzaba a llorá y decía que nadie y decía que a ella no había que pegále en la cara y la anyelina se enojaba fiero y le partía el lomo de un latigazo y yo le decía que no le pegue si no le había hecho nada y la anyelina me tapaba la boca con un coso como bola de púl y me comenzaba a latigueá la hija de puta y yo le gritaba que no se la agarre conmigo pue pero ya no me salía la voz ni por las narices, vieras la desesperación que me ha agarrao y el culiao del yor bú ni se aparecía y la britni se paraba y con una pinza me apretaba los pezones y se mataba de risa, hija de puta, encima que la había intentao salvá de la anyelina, a ver putita, le decía a la britni, preguntále si le gusta esto, y me ataban los buevo con un lazo hasta que se ponían morao y me pasaban unos clavo por los pieses y se besaban y latigueandomé y después me ponían un fierro caliente en la cabeza del pingo y me echaban ajíses putaparió y la obligaban a la britni a chupámelo un rato largo, hacélo acabá putita, decía la anyelina, te arde, te arde, eh, está picante, preguntaba y no sé a quién le preguntaba y después la obligaba a metése mi pingo con ají en su conchita con aros y estaba ardiendo y cuando lo ha hecho comenzaba a llorá que daba pena y yo con lo buevo hinchao y morao no podía acabá rápido pa dejála ise porque la anyelina hija de puta decía que hasta que no vea la leche no la iba a dejá salí y la britni gritaba que le ardía y la anyelina le daba cachetadas, pobrecita britni castigada por mi culpa, pensaba, en vez de pensá en acabá rápido, y más pensaba y menos ganas de acabá tenía y entonces la anyelina decía que se salga y dice que me comenzaba a hacé la paja hasta el final y la obligaba a la britni a tomáse todo y yo me sentía aliviado porque i pensao que ya era todo y la anyelina me daba un garrotazo, quién te ha dao permiso de bajá el pingo, me gritaba y lo le i querío decí pero culiada, que no ve que apena puedo respirá pero no i podío ni pensá del ardor de la vista y del garrotazo y de todo que ya no sabía dónde me dolía más o si me dolía en un lugar que no era el cuerpo y me sentío defraudao de lo mala que había sabío sé la anyelina, che, y la britni pobrecita, obligada a hacé cosa contra su voluntá, cuando me suelten la vuá rescatá y me la vuá llevá lejos y nos vamo a casá y nadie la va podé obligá a nada porque yo vuá sé su único dueño y lo primero que le vuá ordená es que no le haga caso a nadie, que nadie la va obligá a nada si ella no quiere, los vuá cagá matando a todo apena me suelte, empezando por el culiao del yor bú, y yo dandolé la gracia y tratandoló de míster al hijo de puta y me han seguío haciendo cosas hasta que me i desamyao. me i despertáo en un hospital y la enfermera era la britni, vieras lo linda que le quedaba el uniforme cortito y ajustao y cuando me i querío acercá pa proponemelé llegaba otra enfermera igualita, che, la fotocopia de la britni y cuando me sacaban al pasillo dice que todas las enfermeras eran britnis y me decía el doctor te vamo a llevá a la tele y yo gritaba que no, a la tele no, y el doctor me calmaba dice que era para lo de mirta legrán y yo decía bueno y me llevaban así como estaba y ponían la silla de rueda a la izquierda de la señora porque ella no ve muy bien pa ese lao y mi aspecto le daba impresión y antes tuvieron que lleváse la silla de verdá pa poné la con ruedita y una mujer comenzaba a presentá a los invitao uno por uno: el ecselentísimo presidente de la nación don francisco de narváe y su hermosísima primera dama la juanita viale, el primer argentino en ganá el nobel el cucurto, la actriz que hacía evita como nadie la flor de la v, el hijo no reconocido del borge que venía de mostrá como prueba su pene infantil en lo de chiche gelblun y cuando decía mi nombre y me trataba de luchador me i sentío como un ec combatiente y se me hinchaba el pecho, hermano, porque decía que yo había zafao de las garras de la muerte y a mí me servían guiso de lenteja y al presidente le habían puesto una parrilla al lao pa que se sirva solito y la esposa se levantaba a cada rato al baño después de cada bocao, vieras lo bonita que era de cerca, y siempre volvía con un dedo en un ojo, como si estuviera secando una lágrima, era tan linda y la abuela no decía nada porque no se metía en la vida de nadie, eso decía, y dice que parece que el presidente iba siempre a almorzá por miedo a los atentao, la gente está loca, no le parece señor presidente, decía la chiquita, y el presidente se moría de la risa y prometía medida más firme y anunciaba un prósimo reparto de pastillas de plomo pa curá cualquier locura, decía que unos médico yanqui habían descubierto que el plomo alivia a la gente y el hijo de borge decía que su padre hubiera estao de acuerdo y cuando alguno hablaba él aprovechaba pa decí que su padre hubiera estao de acuerdo y nomás se la pasaba diciendo eso hasta que le han preguntao por su relación, cómo era el primer nobel moral de la patria en la intimidá, y el hijo decía que recién se había enterao a los treinta, cuando había querío tené su primera vé y la chica le había hecho la burla porque tenía pito de borge y él se había puesto a averiguá y había descubierto que era verdá, que tenía pito de borge y que pito que flauta, era hijo de borge y había pedío un adn y la maría kodama lo había salío a negá delante de todo el mundo en la tele y entonces el hijo de borge había tenío que recurrí a la justicia pero los jueces se habían hecho los zonzo y entonces ha contratao a los mismo que habían robao las manos de perón pa que se roben el pito de borge, que estaba guardao en un frasco en ginebra, pa futuro estudio sobre la sexualidá de lo genio, y en eso había invertío todos los ahorro de su vida, si lo hubieras visto llorá, y al final lo ladrone habían conseguío el pito y dice que lo llevaban a un instituto de microbiología en europa y decretaban que los maníses en cuestión estaban emparentados y ahí nomá mostraba foto de los dos, uno más seco y achicharrao y otro como de recién nacío y la mirta se ponía colorada y le pedía que guaradara esas cositas y la flor de la v decía que le traía recuerdos tiernos y le prometía un papel en su revista y después de la pausa le decía al cucurto si quería sé su guionista para la temporada de verano porque sergio bizzio, que había sío el primer argentino en ganá el nobel y rechazálo, ya le había dicho que no y el hijo de borge se metía pa decí que el había salío igualito de escritor que el viejo y el cucurto le preguntaba cuál era su libro favorito y el hijo decía el alquimista y aprovechaba pa pedíle que done parte del nobel a la fundación borge e hijo pa el desarrollo del pene infantil porque así haría justicia y patria y el cucurto se negaba porque ya lo había sorteao con el quini y había resultao ganador césar aira, el primer argentino en ganáse un nobel de literatura de ese modo, además el primer argentino en el mundo en ganá así un nobel, y cuando me preguntaban a mí cómo había sobrevivido decía que me gustaba el guiso de lenteja y si se podía repetí porque justo me habían enganchao dando la última cucharada y la mirta aprovechaba pa succioná el feto del último aborto de la nieta, que eso la mantenía joven, pero hacía tanta fuerza que se terminaba tragando la mandíbula y todos nos quedábamo helaos y la nieta entraba en pánico, como se dice, y la seguridá del presidente de narváe lo rodeaba pensando que era un atentao con arma biológica y el hijo de borge intentaba salvála a la mirta apretandolé la guata y la apretaba tan fuerte que terminaba botando el bofe con los dientes prendido y un pedazo de hígado y cuando llegaron los médico ya era tarde, la mirta había pasao a la historia grande de este país y cucurto sacó un paquete de su sobretodo y se lo regalaba al presidente, es mi último libro, dedicado, y cuando el presidente lo abría reventaba como cuete y el cucurto secuestraba a la juanita viale en su moto y la flor de la v se escondía debajo de la mesa con el hijo de borge y al rato se ponían cochinos y yo me robaba todos los vinos y me los ponía en la falda y dice que le i comenzao a dá a la silla hasta que me i despertao.

junio 25, 2009

SUEÑOS EN AYUNAS

estuve pensando seriamente en tu propuesta. cuál propuesta. la del suicidio. nunca te hice una propuesta así. llamála como quieras, qué era entonces, una predicción, eh, horangel. no, tampoco. arreglemos sugerencia y quedamos hechos. no, ni sugerí ni predije ni propuse, en todo caso el psicólogo. de todos modos no importa, el hecho es que lo estuve pensando. te lo dije justamente para que no lo hicieras. te salió al revés, te das cuenta, ni en las buenas intenciones se puede confiar. no podés suicidarte. te da miedo. sí, que va a pasar con nosotros. nada, nunca pasa nada, vamos a seguir como siempre. nada, nunca, siempre, qué miedo. no es para tanto. sí, vas a estar muerto. igual soy un fantasma, nadie notaría la diferencia. yo sí, no quiero vivir con un muerto. ni que fuera tan grave, pensálo un momento, no produciría gastos y me quedaría quieto en un rincón, si estorbo me movés y listo, un mueble casi, pero ojo, nada de usarme para sofá o mesa ratona o esas cosas raras que a veces pensás. qué cosas raras, los muertos no saben. eso lo decís porque todavía no te moriste, ya vas a ver. qué, querés competir a ver quién se mata primero. no, vos no podés, vos te tenés que quedar a inventarme, entendés, mi vida. de todas maneras te la invento. el asunto es que me pienso suicidar la semana próxima. porqué. porque me pagan el sueldo, además tengo unos trámites pendientes y quiero divertirme un poco, vos sabés cómo es esto. no sé a qué te referís, igual te advierto que si te divertís después va a ser más difícil matarte, haceme caso, moríte ya, tiene que ser más fácil, porqué tantos rodeos. tenés razón, me ayudás. pero así no es, suicidio es cuando te matás solo, sino es asesinato. suicidio asistido, lo vi en la tele, si el tipo no puede matarse solo, alguien lo ayuda, por ejemplo que le salga mal el nudo de la soga y no lo asfixie lo suficiente o que la bala no le reviente ningún órgano vital, ahí entra el buen samaritano para rematarlo, si lo pensás, es un acto solidario. no pienso ser verdugo de nadie. no entendiste, serías algo así como un colaborador, hasta te puedo pagar, podemos hacerlo parecer un accidente, qué sé yo, pasabas y me viste colgado de un árbol, quisiste bajarme pero con tanta mala suerte que te resbalaste y, para no romperte la nariz, te agarraste de mis piernas y ¡paf! chau cogote, entendés, es fácil, la otra es que me disfrace de ladrón y te asalte, vos me matás en defensa propia, si no te defendés te mato y asunto resuelto, total es casi lo mismo, vos, yo. no, te dije que no. vos no te preocupés, ya sé que tenés miedo a la policía y la cárcel, todo eso, quedáte tranquilo, yo me encargo de dejar cartas y de andar hecho un trapo de piso de aquí para allá así nadie sospecha, cuando uno se suicida es mejor que piensen que uno tenía buenos motivos, eso tranquiliza al resto. cuáles son los tuyos. saber, es como esos capítulos de las series donde un espíritu visita al protagonista y le muestra cómo hubiera sido el mundo si él no hubiera existido. ah, entiendo, mirá, no te quiero cortar las piernas pero quedáte tranquilo que así como lo ves, así es el mundo y vos la verdad no existís. qué bonito, qué amigo más bueno resultaste, esto es como si me hubieras apuñalado. ahí tenés, ya hice mi parte, ahora dejate de boludeces, decime, hablaste con tu viejo. sí, estaba dormido. esperáme que anote. pará, pará, qué vas a hacer. es que me estoy quedando sin material, justo ahora que habíamos avanzado tanto, pero no te quedés ahí, seguí, dale. digo que yo estaba dormido cuando hablamos, no me acuerdo sobre qué, pero algo hablamos, él también estaba dormido, creo que en realidad él me estaba soñando a mí, porque yo siempre me acuerdo de mis sueños, hasta cuando estoy despierto. y ahora no te acordás ni un poquito. es que estoy medio dormido, vos sabés, en duermevela. claro, ni una cosa ni la otra. exacto, el ni que va de la cosa a la otra, querés que te cuente qué soñé. esperá, ya desayunaste. no, todavía no, por qué. no sé, no se cuentan los sueños en ayunas. por qué. no sé, me lo dijeron y ahora creo que es cierto, cuando me dicen cosas así, al pasar, tiendo a creerlas como si hubiesen sido mis supersticiones de toda la vida, en cambio si me advierten algo con aspamentos a los dos segundos se me olvida, no sé porqué, es como cuando te contagian el hit del momento, algunos lo hacen a propósito. qué. cantar una canción horrible para que se te pegue, así ellos pueden librarse de esa monstruosidad. no hagás caso, yo creo en todo, en cada cosa mirá, creo en fantasmas, calculo que por eso te lo dijeron, que si contás en ayunas no podés salir del sueño, entendés, te quedás hecho un eso. no, esperá, no comencés a contarme nada, a ver si pasa algo, se nos cae el techo o el piso se hunde o las dos cosas o algo peor, encontramos trabajo o gana el PRO, mejor tomá, comé este chicle. un chicle, eso me vas a convidar. qué querés, no hay más, o mejor esperamos quince días, cobramos, vamos a una confitería, pedimos un capuchino y un tostado de jamón y queso y vos no sé. un chocolate caliente con una porción de torta, selva negra si es que hay. eh, qué angurriento, pero vos pagás lo tuyo. hecho. bien, entonces recién me contás tu sueño. qué mala onda tenés hoy, además se me van a pegar las tripas, lo leí en una cadena de mails, yo tampoco creía hasta que vi fotos, te lo envié para que aprendas algo, se lo envié a diez amigos en los siguientes diez minutos. no creí que tuvieras tantos amigos. bueno, en internet es fácil, todos somos amigos. y qué decía la cadena. decía que a menos que quieras tener las tripas pegadas igual que lupita jones reenviaras el mail a diez amigos, de paso ibas a tener buena suerte. ah, menos mal. sí, había un testimonio de una sudafricana que al principio tampoco creía, como vos, hasta que reenvió la cadena, pasaron diez minutos, sonó el teléfono y una voz le anunció que pasara a cobrar 150 000. 150 000 qué. no sé, pesos sudafricanos, dólares, dólares. mirá vos qué bien. sí, eran del seguro, su esposo acababa de morir aplastado por una columna en el estadio de fútbol donde trabajaba de obrero, para el mundial. qué suerte para desgracia, diría pepe biondi, por lo menos le pagaron rápido, mientras el negro seguía caliente. cómo sabés que era negro. no sé, no son negros todos los africanos y flacos y pobres y sidosos. no sé, creo que solo en la parte pobre pobre pobre. y sudáfrica qué parte es. la parte pobre supongo, también hay blancos, rubios y rugbiers. quién lo hubiera creído, esto no pasaba antes. antes cuándo. no sé, antes, cuando no pasaba, ahora es una cosa mirá, hasta los rubios quieren ser negros. calláte un poco hacéme el favor, mirá que la gente después piensa que es uno el que dice esas cagadas. bueno, y qué pasó con la mujer. estaba chocha, qué más querés, por fin el marido hacía algo bien, hay que verle el lado positivo a las cosas. justo vos me lo venís a decir, caradura, y reenviar la cadena te trajo suerte. sí, salí a la calle y me encontré un vale de % 50 de descuento para ir a ver la obra de fernando peña. ya se murió imbécil. ves, qué buena suerte, me ahorré el otro 50. además qué tiene que ver con el chicle. las tripas, hermano, se te pegan. son cuentos de viejas, ahora que si se te pegan las tripas te pueden servir para suicidarte. no, no quiero, es que les ponen algo a los chicles de ahora, esas cosas trans. transexuales, chicles transexuales querés decir. no, pelotudo, trans y cero colesterol, eso. pero eso era antes, ahora los chicles son de lo más saludables, ni azúcar tienen, les dicen chicle más por no faltarle el respeto a la tradición, así que comételo y contáme el sueño. no, sin azúcar no, pasáme por lo menos una cucharada. te puede dar diabetes. no sería tan malo, los enfermos tiene más vida social que yo. uh, tenés razón, pegáte un tiro.

PREGUNTAS

a veces se nos acerca uno y nos pregunta cómo nos vemos en el futuro, no sé, diez años. uno mismo lo hace, al revés, cuando le pregunta a los más grandes por su pasado. imagino que algún momento llegará esa edad hasta mí. si me preguntan será un poco pedir cuentas. qué contaré. la vida ahora, tal como alcancé a verla. tendrá un poco de rendición el cuento. una vez vivida deja de existir, transcurre por meandros ignorados, algo la endurece un poco, no demasiado, sólida como el mar la vida se convierte en invención. no podemos desmentir el hecho de que alguien cuenta el relato, alguien distinto cada vez, un relato diferente. hemos usado nuestro tiempo, el único que teníamos, el presente, para vivir, ha sido nuestra dedicación exclusiva. no sabíamos que había después, no sabíamos qué había después. llegará el momento, a partir de ahí todas serán preguntas. creíamos haberlas respondido ahora.

junio 23, 2009

CIGARRILLOS

Una línea parte de mi mano y continúa por el borde de la mesa, gana una baldosa para dispararse por el cordón de la vereda y confundirse con las protuberancias del suelo, parece perderse cuando trepa a un árbol y un pájaro la estira por el aire un rato, finalmente la deja en un cable y veinte pasos más allá recupera el suelo escabroso del canal donde decide huir ligera como una rata. Cuando llego a la parada, ahí está, esperando cerca de mis pies, acá es, parece decirme, como única señal observo un cigarrillo abandonado a la mitad con el que se entretiene mi mano. La línea vuelve y se cierra el círculo, de alguna manera llamaremos a este nudo. Entonces sí, miro lo que se me ofrece a la mano, una invitación a conocer la espera de los otros, pero estamos adelantando la traducción.

Esto que hemos arrojado (o se nos había escapado de los dedos) a lo mejor cumplía las funciones de anzuelo. Con poca dificultad, acá no hay una historia, a no ser que esta sea, como se verá luego, la del conocimiento al que hemos aludido. Dada la trivialidad del asunto, esperar la llegada del colectivo, este discurso podrá parecer exagerado, pretencioso, a lo sumo inadecuado, y desde ya, aparte de descriptivo argumentativo, gratuito.

Basta reparar en la mancha de aceite en el borde de la ruta para cuantificar el tráfico. Sin duda, porque la evidencia de los sentidos así lo admiten, los colectivos pasan a razón de uno cada cinco minutos, si bien aquél esperado por mí lo hace cuando ya perdí las esperanzas. Tanta es la frecuencia que a nadie sorprende que tres 720, dos 365 y un 204 sugieran a los viajeros el aspecto de un tren. Desaparecen tal como llegaron, algunos han bajado y cruzan la ruta o se pierden en la callecita lateral, oscura, ¿adónde llevará?, otros suben a cualquiera, tienen cara de que de todos modos llegarán a destino. La frenada, de paso, me arroja una oleada del calorcito de adentro. Los pasajeros aparecen perfectamente delineados en su cotidianeidad de colores blanquecinos, llevados bajo las pálidas luces como si, por alguna magia jamás escrutada por nadie, la nave, sí, he dicho la nave, se moviera por sí sola. Llevados, simplemente.

Por lo general, una vez producido el intercambio (casi digo de rehenes) y la gente se dispersa, me quedo otra vez a solas con mi espera, los dedos inquietos en el bolsillo, haciendo el recuento moroso de las monedas, estirando como puedo la maraña de los días. Pero hoy el nudo me ha dejado aquí parado sobre una alfombra naranja de puchos, es cierto que algunos son blancos y hay uno que otro Virginia Slim (nunca entenderé esos cigarrillos y a quienes los fuman), pero esto muestra a las claras que nadie se ocupa de barrer esta parte de la calle, que la gente, muchísima gente, ha esperado alguna vez el bondi en lo que dura un cigarrillo.

Todo eso que pertenece más a las cenizas y a la basura, no dice nada pero se muestra como signo. Allí, acumulada, señalada a fuego sobre la vereda, en los pastos, atascando la boca de tormenta y cubriendo unos buenos metros de la mancha de aceite, allí reside la espera. Y yo, ¿qué hago ahí parado si no esperar? Y qué espero, ¿eso que otros esperaron también, por motivos más o menos emparentados? Entonces se me ocurre una idea. Entre tantos desperdicios algunos han quedado a la mitad. La idea es: si los fumo, ¿podré conocer cuál es el sabor de la espera para otro?, ¿mi espera completará aquella que, presumiblemente, no llegó a cubrir la unidad de medida?

Miro primero aquellos más o menos enteros y los voy descartando según atestigüen o no pisadas o manchas de aceite, luego enciendo solo aquellos que además no muestren agujeritos, me hago de unos cuantos así. Los voy alzando, miro, no hay nadie en las calles, casi nunca hay nadie, pero miro antes de inclinarme, pudor ancestral, y los levanto. Aprieto uno con los labios y hago una cueva con la mano izquierda, la derecha trae la maravilla del fuego y ya no estamos a oscuras. La primera seca es un poco amarga y me raspa la garganta, luego siento mi cuerpo llenarse, la nicotina bombear el cerebro y exhalo una columna de humo que se confunde con el vapor de mi respiración que se confunde con la niebla que, avanzando desde el río, se confunde con él.

No logro discernir si hay algún conocimiento aquí, no al menos una continuidad, nada sé de quien dio fuego a esto que entre mis dedos se dispone a extinguirse. Sin embargo pienso y con el pensamiento me alejo de este sitio y a lo mejor así se cumplirá mi espera, en otro lado. Pienso en mis amigos fumadores compulsivos y trato de imaginarlos sin un cigarrillo en la boca o sin fuego y francamente resulta imposible, como resulta imposible imaginar qué sentirán cuando encienden uno, si de hecho se dan cuenta o es un gesto automático.

De ahí me voy a una película de Won Kar Wai, Con ánimo de amar, donde algunas escenas de los personajes mientras fuman nos consuelan de toda la pésima prosa de este mundo. Me hago un repaso mental de las volutas al trasluz de las lámparas de oficina, me acuerdo de mi propia lámpara en mi casa, otras películas, ya más bien sin poesía, muestrario de que el mundo era otro y los tipos y las mujeres se la pasaban fumando a toda hora, en cualquier lugar. De nuevo vuelvo a mis amigos y pienso que a veces compraba cigarrillos para convidarles porque me gustaba verlos fumar y ellos temerosos de si me molestaba el humo pero mi cara era de quien va descubriendo los secretos de algún oficio extraño. Fumar puede ser un acto de belleza, el humo tiene la forma de los fantasmas que llevamos dentro.

En cierto sentido, esta acción de levantar cigarrillos del suelo informan, a saber, que he adquirido el vicio (¿?) de fumar, que no tengo aprensión a la basura que se lleva a la boca, que no tengo para comprar ni unos cuantos sueltos. De paso me da una idea: fumar del suelo me dará la oportunidad de ahorrarme esas monedas. Ahora que siguiendo ese anzuelo bien podría hurgar en las bolsas de los restaurantes, bañarme en las fuentes de las plazas, dormir en el subte y pedir monedas en Florida o en alguna estación de trenes. Suena como una carrera prometedora, porque hasta que no pasa, todo se resuelve en ser promesa, ¿no?

De ahí la cuestión se hace un poco sociológica, el muestreo de marcas da como resultado 80 por ciento de next y viceroy, 17 de marcas sin registrar y el resto distribuida entre las más reconocidas. En Capital no pasa, diría mi amigo, que se encuentra Marlboros o Camel o hasta algún que otro de nombre vagamente europeo caminando por Palermo Hollywood. Pero estamos en provincia y aquí ni siquiera barren la calle, los barrios tienen el aspecto del Camino a la Isla, en Salta, si queremos hacernos una idea, salvo por la ausencia de telos. A todo esto me había fumado un par y la espera seguí incólume.

Decía Barthes que uno sabe si está enamorado porque espera. Dadas las circunstancias no diría que enamorado pero siempre me hizo gracia esa frase, sobre todo porque quizá únicamente la podría haber dicho él o porque yo esperaba demasiado a las chicas. Pienso si esta espera será después de todo, a la luz de Barthes, tan trivial o formará parte de otra de mayores proporciones, ahora sí enredada con el amor o alguna otra gran palabra. Por ejemplo, si uno espera que lo que ama vuelva a ser y mientras tanto se entretiene, ocupa su tiempo en esperas menores, casi exentas de memoria y cuento. Porque en realidad, mientras espero, pienso porqué estoy ahí metido en esa burbuja, en ese círculo perfectamente anudado que me impide mover el cuerpo, qué es mi vida en esa duración pausada, porqué los cigarrillos, porqué los amigos, porqué el amor, porqué el porqué.

Y simplemente hay la necesidad de traducir en palabras siendo aquí la traducción un acto de traer, trasladar, ya se sabe, de hacer cruzar los objetos al ámbito de mi lengua. ¿Será esa sensación en la panza cuando esperamos ver aparecer en cualquier momento por la puerta a nuestra amante lo que buscamos? No puedo saber si esto esperaban los otros, de cuyas bocas he fumado, si me permiten la imagen. Sin embargo no podría haberlo pensado si antes ellos no hubieran acumulado esa duración suspendida, precisamente, a la espera de que alguien la mencionara. Cuando por fin llega el 60, estiro el brazo, la línea se corta y da un chicotazo contra el asfalto que ahí se va perdiendo, el gusto de la nicotina en mi saliva me dice, para mayor claridad, que todavía no sé nada.

junio 18, 2009

NATURALEZA MUERTA

- General, mi General, no se apresure demasiado. Ha dicho Monseñor que no tarda en llegar. Pierda cuidado, mi General, ha tenido la precaución de preparar un sermón alusivo a la inmortalidad. Tome, mi General, es vino tinto, para infundirle coraje, un traguito. Ya lo sé mi General, nadie lo necesita menos que usted. Aguarde un segundo, llaman a la puerta… es el pintor y trae un mensaje de Monseñor, dice que ya podemos ir empezando sin Su Santísima presencia. Anuncia que además entrará por la puerta de atrás. ¿Le preparo una diligencia, mi General, o prefiere su caballo?... Sí, por supuesto, pero fíjese que el trecho hasta la Horqueta es medio largo desde aquí, con todo respeto se lo informo, mi General… Bien, entonces mandaré ensillar el pingo. Y usted, venga conmigo, dejemos solos al General y a la dama………………………………….. ¿Qué ha sido esa estampida?

*

Se viste. Le señalan los senderos de la ceremonia. Los aprende con facilidad. Le ayudan a estarse metido en la paz de su cadáver. Lo incorporan al ciclo de la corrupción embarcado en un lujoso ataúd. Aguardan unos segundos el milagro de la resurrección. Nada. Lo encierran definitivamente. Tierra protocolar, coronas floridas y el resto del envoltorio. Es mentira que verá crecer las lilas, sin embargo las lilas crecerán.


*

Y emprendió la fuga a toda prisa, entramado en una danza procaz, violenta, cuyo único fin era huirle a la muerte. Salvo que la muerte ya iba adelante, más bien preparándose a ser alcanzada como una amante extenuada. No me tocará a mí, no esta noche, pensó, pero en el apuro la muerte y él eran uno mismo y Güemes se desgüemesó un día que las efemérides (esa familia celosa de las tradiciones) colocarían en su insigne repisa junto a tantos ilustres trofeos.

Oíme animal, tuya es la mitad, no, todo mi reino, más todavía, tan sólo corré, destrozate las ancas, no te dejes alcanzar, no me dejes.

¿Cómo se llama el miedo de los héroes? ¿Van al cielo mecidos por ángeles arcabuceros?

Endemoniado animal, bicho hijo de una casta de mil putas, corré o morimos todos.

La realidad no funciona así, cuidado, otros engranajes promueven el movimiento de sus mecanismos. Huyendo, el héroe pensaba en su comida favorita, en el ritmo de su barba chicoteada por el viento, en lo bien que le sentaría a la posteridad su sable teñido de rojo, en la punzante herida que lo iba guiando al mismo infierno.

Hasta que llegó a un lugar adonde los curiosos turistas no habían tomado por costumbre merodear y tomar fotos en poses ridículas. (Escupo en ellos, me cago en su dinero. ¿QUIÉN DIJO ESO? ALTO AHÍ).

En tales archipiélagos nocturnos la soledad amansó su carne, rodeado por otra soledad, la de sus camaradas.

Dijo lo que todos esperaban oírle decir, que duda cabe, murió como deben morir los hombres de su calidad. Al enmudecer, obligó al resto a contener la respiración, sí, se infló una burbuja de eternidad y todos sintieron miedo de la oscuridad que allí mismo se precipitaba a nacer.

Entonces comenzaron a pasarse las miradas sin tomarlas a su cargo. La mirada unánime decía: ¿y ahora qué mierda hacemos? Se acercaron, en órbitas expectantes, al cuerpo. Uno miró a los demás pidiendo todavía más silencio y declaró con mayúscula sorpresa: NUESTRO HÉROE AÚN RESPIRA.

Un pedo silencioso, cuando no, cundió entre los contempladores del misterio que yacía, hasta que la incomodidad fue destrozada por el que pintaba la escena. El Señor es bueno y siempre hace milagros, dijo mientras batía sus palmas en oscuro frenesí, a fin de evitar ver si sus manos estaban efectivamente amarillas.

Al instante un mensajero divino descendió sobre cada uno de los presentes y tuvo lugar la siguiente escena: Güemes reabrió sus ojos, aceleró sus signos vitales al tope, logró enderezarse e inició un salto en una sola pata, al compás de luces fluorescentes que irradiaban sus ojos, mientras se tocaba la nariz, de manera alternativa, con el índice derecho y con el izquierdo. Uno de los presentes, ojalá Dios lo haya fulminado, tuvo a bien creer que tal espectáculo era una payasada.

Los demás pobres no salían del asombro, como chanchos bíblicos poseídos chillaban y se revolcaban, con la esperanza metida en los intestinos. Hubo de exorcizarlos, hasta la médula de la diarrea, el propio héroe: inapelable, se desplomó difunto.

Ebrios de dolor, los soldados dispusieron la inmediata realización de los juegos fúnebres. Los solteros versus los casados tendrían el honor de disputarse el tremendo asado previsto para estas ocasiones. Con pompa, el cuerpo exquisito del General fue depositado en una pira ad hoc. Monseñor fue declarado árbitro. Como resulta natural en estas circunstancias, los solteros del regimiento batieron a los casados cinco a uno.

Concluidas las muestras de destrezas criollas, se ordenó a la Historia llorar y comportarse como corresponde y fueron cubiertos de solemnidad. Se dispuso que el pintor pintase la escena. Vamos, pinte, no sea insolente, muévase, dijo un alto jefe del ejército. Asimismo se conminó al cadáver a permanecer quieto y calentito un poco más. No se me ponga plomizo, acabo de lograr el color perfecto para usted, sugirió el pintor.

Luego añadió el alto jefe del ejército: a ver todos si me van poniendo cara de afligidos, no quiero ver ni una puta sonrisa en este cuadro, ¿estamos?, al primero que muestre los dientes le pego un tiro. Y usted, pinte algo de lluvia, no vendría mal, acentúa lo melancólico del asunto… bueno, está bien, usted vea cómo queda mejor, pero ¡ojo!, SO-LEM-NES, ¿oyó?, los más solemnes posibles. A ver notario, le voy a dictar las últimas palabras del héroe nacional, sí, me oyó, nacional… hmmmmm…. Ejemmm… a ver… ya sé: Cuidad de la Patria y forjad un Porvenir embellecido por la libertad para nuestros hijos y los hijos de sus hijos (hip, estertor, estertor más fuerte, CLARINES, BOMBOS, PLATILLOS Y UN TRIANGULITO, tin, tapan los mal disimulados estertores del héroe, hic, shhhhhhhh, no hagan ruido, ya se ha muerto).

*

- Monseñor, sálveme, por última vez. Mire el sable que tengo, es enorme. Se lo obsequio pero sálveme. Noooooooooooo, Monseñor, primero sálveme.

- Hijo mío, no has debido caerte así del caballo. A veces un tropezón provoca revolcones fatídicos.

- Yo, que nunca me tiré un pedo para no ser menos que San Martín, figúrese, o que Belgrano, claro. La historia es una lotería, ¿no cree Santidad?

- Los juegos de azar son un pecado, hijo.

- A unos les toca morir en la cumbre de su reinado, como César, o caer cubiertos por la gloria del combate, como Aníbal. A otros, en cambio, les corresponde la vergüenza de reventar en el retrete, como Carlos Saúl I, o enfundados en ponchos de colores chillones. El mal gusto, Monseñor, el mal gusto ¿Por qué a mí? Venir a morir de un balazo en el culo justo hoy.

- Es gracioso, si se mira con detenimiento, hijo.

- Sólo si le pasa a otro. Ya quisiera verlo en mi lugar, Santidad.

- ¿Pero cómo, hijo, acaso es posible que nunca recibieras las invitaciones?

- Déjese de juegos. Sálveme, Monseñor. Usted habla con Dios… si mañana fuese otro día y al despertar… intacto.

- Quédate tranquilo, buen hijo mío, los libros no miran esos detalles, sólo las grandes hazañas. Los libros nunca mienten. Serás inmaculado.

- ¿Inma qué? Perdón, no le oí bien.

- Estás perdonado hijo.

- Monseñor, ¿oye galopar las bestias?

- Hijo, vienen por ti.

- No los dejes llevarme, Monseñor.

- Pierde cuidado. Cierra los ojos y muerde esto tan fuerte como te sea posible.

- Me sentí aliado de fuerzas inescrutables y me perdí. ¿Qué está por hacer su Excelentísima Santidad? Se trata de un lugar sagrado para mí. Monseñor, sea cuidadoso, se lo ruego.

- Reclina la cabeza, hijo mío, vamos, muerde, así hijito mío- dijo por fin Monseñor, exhibiendo el puño embadurnado en aceite de ungir- comprendo tu dolor, pero no será eterno, te lo prometo, vamos, muerde- entonces le incrustó el puño en el ojo del culo y comenzó a menear el brazo. Luego, con gesto triunfal, retiró su santísima extremidad y le mostró al General la bala que tan heroicamente había tenido la precaución de tragarse.- Acá está, hijo, mira el tamaño que tiene, parece un dije, úsala de colgante, puede traerte mejor fortuna la próxima vez. Ahora ya puedes ir en paz.

Al decir esto, el culo del General estalló como un pozo de petróleo diarreico, empapando de pies a cabeza la sagrada figura del enviado de Dios. Monseñor se limitó a sonreír, como la víctima de una travesura infantil. De inmediato le propinó unas nalgadas amistosas al héroe, que cojeaba bastante. El General montó su caballo y cabalgó raudamente, si bien no iba sentado.


*

Implicados humano y bestia, conjugados, a bordo uno del otro, encabalgados diríase, en repetida sucesión de fotogramas, ambos encima de la tierra y ella a su vez posada en la enormidad de un pájaro, toro, elefante, atlas o quién sabe quién, qué, la nada, algo, pues nadie se cayó.

El pálido galope abre la oscuridad del valle, el héroe arriba en ecuestre forma. Su dedo señala la tierra prometida, el infinito y más allá.

Llega sorteando las inclemencias, las corrosiones, las curvas descendentes e indeseables y toda esa suerte de batería de abominaciones ofrecidas por el olvido, cual si ya fuese de broncíneas dimensiones, gigante, a imagen y semejanza, barbudo y con marcadas señales gauchescas en el acento, los modales y según se desprende de las lentas historias tejidas desde ahora en el futuro (adonde mirás haciendo de mano rígida visera todas las horas de este mundo).

Claro que sí. El tiempo hilandero irá tejiendo con calma, inventando casi, el poncho de la historia. Esto está mejor: constatando la realidad hasta volverla símbolo. El indicativo discurso en la Sociedad o en el Fortín o en el Club 20 o en la Escuela: fabricar ponchos, venderlo a los turistas (¡Qué, vos de nuevo! Ahí va, detenganlón le ha robao la billetera pa comprase droga!!!!!!!).

De hombre a símbolo: sus carnes, mecidas por una discreta putrefacción y por la piedad catedralicia, por fin dejan lugar a huesos inquebrantables que se guardarán en un relicario justo en el corazón de la ciudad. Corazón que, vale mencionar, jamás sufre infartos de miocardio. Allí, pues, osobucos, costillas, cráneo, húmeros, pelvis agujereada donde hubo nalgas, dan cuenta de los interrogantes a que fluye un visitante: ¿le habrán crecido las uñas? ¿los cabellos, cual si fuesen raíces o una enredadera? ¿estará vestido de militar, de héroe o de humano? ¿qué emblemas adornarán su eternidad? ¿sólo Dios sabe?

*

Le susurró con suave aliento insomne, desesperado pero bien bajito, dentro casi de la orejota, para que únicamente ellos dos supieran: enseñáme el camino. Luego, para entrar ruidoso en la historia, le ordenó galopar hacia donde señalaba su dedo. ¿Qué sería de un gran general sin su caballo?

Montado así, en viaje por las orillas de la suerte, recordó en su pluscuamperfecta voz que había amado temido partido: amado su cuerpo en la mujer de otro, temido el descubrimiento de tamaña usurpación con funesto desenlace, partido con solo el cuero puesto y un balazo en el culo.

Moriré despeinado, con los ojos firmes hasta donde sea posible, angélico y aterrador. Circularán leyendas sobre mí, se oficiarán rituales, se pronunciará mi nombre bajo las estrellas, comerán asado, bailarán a mi alrededor, cantarán apañados del frío por gruesos fogones, emponchados, mientras les señalo el camino, todo el camino, el mejor, allá está, y yo congelado en mi caballo inmóvil, pero mis ojos la ven, ven la promisión. Moisés tiene que morir para que su pueblo pueda alcanzar la tierra reservada para ellos. Seré un dios, un dios lluvioso, inundaré las calles, las miradas, los oídos. Invadiré los sueños. Los libros narrarán mis hazañas, si no existen, los autores las forjarán sólidas e inoxidables para que nadie me calumnie. Me amarán los gobernantes, les serviré de ejemplo y estandarte y a mi vez los usaré para perpetuarme. Nadie que haya vivido en este valle olvidará mi nombre, seré inmortal salvo por un detalle que no se me escapa: estaré muerto.


*

Espere, mi General, no se me muera, aguántese un ratito nomás, quédese quieto, no demoro. Si le duele demasiado, intente no hacerlo notar, si no la pintura saldrá movida. Vamos, aguante un poco, el frío pronto dará paso, con notables fiebres, a la cesación definitiva. Conserve la postura. (Por lo bajo) Hay héroes que no saben morir. Sí, así está mejor. No, no sonría, es de mal gusto. Queremos que se muera, no que parezca su fiesta de cumpleaños. (Cambia a un tono pedagógico) La rigidez precede y acompaña durante un cierto lapso temporal a la palidez, a veces sobreviene un rictus payasesco, pero usted, mi General, no se preocupe que yo hago milagros, bah, milagros, pinto cuadros que dan un gusto verlos terminados. ¿Alguna vez vio cuadros de mártires? ¿No? (Para sí mismo) Claro que no. Sus caras piadosas, la mirada fija en el otro mundo, esos sí que contemplan a Dios, créame don Mártir Miguel cuando le digo que usted lo va a mirar al Tata Dios a los ojos, qué digo, le va a tocar la punta de la nariz con la suya propia, le va a olfatear el aliento y se enredará en su barba sagrada, se lo garantizo o le devuelvo el dinero… A ver, quietito, no se me distraiga. ¿Ve mi mano aquí? Vamos, mire el pajarito, ¡qué bueno el changuito! Ya casi no falta nada, un toquecito por acá, un pincelazo en las cejas y le arqueamos un poquito las pestañas, un poco más de rouge y… listo. (Da vuelta el cuadro y se lo muestra al General) ¿Qué tal, eh? ¿Le gusta? ¿Verdad que está igualito? Ahora ya puede morirse tranquilo, prometo no molestarlo más. ¿Cómo? ¡Oh, gracias a usted! Pero por favor, faltaba más caball. (Señala al General y le dice, en confidencia, a un soldado inmóvil a su lado) Me parece que ya se murió. (Le estrecha la mano para despedirse pero el cadáver no hace más que insistir en las interrupciones propias de su condición, le suelta la mano y ésta se desploma como un edificio ¡plaf! Inútil repetir el gesto, aquello no era Güemes).

El notario, apresurado, consigna en el que será el primer tomo de la Historia General de Salta, sus alrededores e Ilustres habitantes página dos: “Aquí yacen los restos del héroe gaucho Don Martín Miguel de Güemes”. El niño del último banco iza con premura su brazo.

LA MAESTRA: __ ¿Qué querés?

EL NIÑO: __ ¿Y esos son todos sus restos? ¿Acaso no le quedaba más?

LA MAESTRA: __ ¿Te parece poco?

EL NIÑO: __ Lo que resta siempre da menos. (Esto lo profiere axiomáticamente el alumno, insensible ante el fallecimiento del insigne prójimo).

PAUSA

(Otra vez la manito levantada).

LA MAESTRA: __ ¿Y ahora qué querés?

EL NIÑO: __ Si todos somos iguales, ¿por qué nadie me hizo un monumento grande grande grande?

(Asombrada con la pelotudez aberrante del niño, la maestra ordena a Orwell salirle al cruce con los tapones de punta porque algunos son más iguales que otros)

*

Encrucijados él y su caballo, tomaron el camino más corto hacia la muerte. Llegado allí, el hombre sin imágenes, se dejó apresar junto a su cuerpo por un uniforme de gala inmaculado, sin rastros de la hemofilia que no sabía cómo ni dónde iría a alojarse una vez que este infeliz reventase. De todos modos seguía sucediéndole ahí, adentro, a la vista de todos y al mismo tiempo invisible. La muerte avanzaba y ya nadie era capaz de ahuyentarla bien lejos. La sangre huía de su envoltorio, bebida por la tierra para luego perderse antes de que los hombres pudieran agarrarla y metérsela otra vez en las venas. El mundo perdía el equilibrio, los sapos se desbarrancaban y los corderos se lamentaban, plañideros, sin comprender. Se va a morir se va a morir se va a morir. Qué pena estoy. Ando tristeza. Ya se murió.

junio 17, 2009

ANDRÉS CAICEDO, NOCHE SIN FORTUNA

Cualquier cosa que yo haga, me decía Daniel, no creas que lo hago contra ti. Yo ya tengo fijado un rumbo, un itinerario: vos sos una estación, un sitio a donde es necesario llegar porque es necesario continuar. ¿Me entendés? Si algo de lo que yo haga te duele no, no te digo que me perdonés, no, sino que tratés de entender, que de vez en cuando pueden estar actuando sobre uno fuerzas, destinos superiores.
páginas 80-81, editorial verticales de bolsillo.

Pero si cualquier noche es lo mismo. El tiempo no pasa. Antes sí. Ya no cambian las cosas. Te quería decir que podría cruzar las montañas miles de veces sin cansarme, saltar riachuelos, te veo y soy más joven, ahora lo he comprobado, mis amigos sufren por mí y yo no sufro. Todo ha cambiado. Me paso los días sin hacer nada, por eso es que camino. No voy a ser un hombre creativo, pero no pasaré por el tiempo. Me deslizaré a la par con él, ya lo verás tú. Ya lo verás.
página 141, editorial verticales de bolsillo.

junio 12, 2009

EL DÍA MÁS FRÍO DEL AÑO


Estoy loco. De contento. Hoy es el día más frío del año. Este es el verdadero día más frío del año, el de la semana pasada hoy nos parece un cálido juego de palabras que esta mañana nada tiene para decirnos. Cuando uno dice que está loco de contento tiende a exagerar la sonrisa, no se sabe bien si para acentuar la contentura o la locura. Ni mucho menos se puede saber en qué zona de la cara se encuentran, en justas proporciones, cada una de estas. Lo cierto es que sonrío. Al menos eso muestran las ventanas cuando voy dejándolas atrás, y dejo atrás mi trabajo, mis posesiones mentales, y me miro en esos vidrios negros a la madrugada, me sale vapor de todos los poros, sólo ellos pueden saber que existo en este día, al parecer ahora son mis únicos confidentes y sigo sonriendo porque ya no es necesaria la ocasión de las palabras. Las palabras lo enredan todo y sirven de escondite a la bestia que luego somos y anuncian una sola cosa: despedida, dejar de pedir, ¿verdad? Al menos así es en este día, el más frío del año, que me persigue con lascivia de cazador.

Mejor no nos pongamos meteorológicos, circunstancia propicia para anunciar, introducir podríamos decir pero no se trata de algo que hay afuera y luego tenemos que meter adentro, digamos, la melancolía. La verdad es que sonrío pero una suerte de penuria inconfesable me abrasa las vísceras, con lo cual se impone decidir: o sonreír entres estas calles o pensar, pensar y pensar todo el día. Nunca sé cómo es posible pensar en el día más frío del año. La suerte de las horas malamente nos puede acompañar si estamos solos. Y de estar solo se trata cuando el cielo permanece quieto, las hojas secas permanecen quietas y quietos los autos, las personas a medio paso entre el cordón y el asfalto, en la espera de la recolección de pasajeros, el pájaro del cable, la bolsa de nylon infaltable en toda imagen que aluda a la melancolía, todo permanece inalterable, congelado por este frío de locos que atraviesa fibra a fibra mi ropa y me da vértigo en el pupo, ahora un radar de acontecimientos minúsculos.

Añadiré a la permanencia el carácter minúsculo, cuando no absurdo, de todo cuanto sufre el asedio del frío. Yo mismo soy minúsculo, o absurdo, o ridículo, porque mientras todos presienten la congelación sonrío, vestido de payaso en el día más frío del año, que es hoy, no el de la semana pasada. La semana pasada vuelve a sonar en los oídos como un país del que apenas si sabemos el nombre. Y por otro lado se rumorea entre los transeúntes que ese día no podía ser más frío que este y quieren rescatarlo para sobrellevar el presente, como si no fuera ahora, aquí donde asentamos los pies, el mejor lugar, si bien, claro está, el único.

Lo cierto es que los que no tienen casa no saben estarse quietos, iguales a los perros dan vueltas en busca de algún lugar para echarse. En esto estoy cuando la vida recupera el aliento, que se había espesado en una niebla durísima y puedo ver que estoy mojado de ella. Y puedo ver olores en su origen. Al lado de la ruta un canal se abre, exhala su tufo y espanta a los pocos que quedan en pie en las paradas del 60. Al principio me aturde saber que eso también es vida, acaso mucha vida hay en ese miasma donde infinidad de seres se mueven sin cesar. Después sentí pena porque en esa podredumbre insoportable se manifestaba la vida. Todavía más, la vida se manifestaba insoportable.

Seguí caminando, el olor desafiaba mi tolerancia, apresuré el paso, los autos seguían de largo, apenas despiertos, bostezaban con las frenadas del semáforo y cobraban impulsos parecidos a naves de papel hasta convertirse en puntitos rojos y de inmediato tomar la forma de la niebla de donde habían salido. Pero ¿por qué era insoportable? Si eso era la vida, la vida en todo caso para mí. Ese caldo pestilente acaso nos aproximaría a una especie de origen, no podía ser que solo fuese podredumbre, el sentido fétido de su existir ahí para mí era mostrarse en su plenitud viviente. El frío no había detenido los signos vitales de esas aguas mientras todo alrededor era petrificado por la madrugada.

Entonces me detuve, amigos míos, me detuve de una manera en que solo puede detenerse quien ya no es dueño de sí, quien ha sufrido en la invasiva noche el conocimiento de que tan sólo sabe caer y caí, mis amigos, caí en esas aguas podridas y nadé entre los camalotes y choqué mi carne con el torso engusanado de un perro alguna vez blanco y recibí en mi frente las cualidades de la mierda, eso también era la vida, de allí también iba a salir, de un lugar parecido habrá nacido por primera vez el universo. Una vecina asustada corrompió mi éxtasis con un grito que alertó a los policías acerca de mi felicidad. Aguas bautismales del infierno, podría decir para producir algún efecto retórico, pero yo era nuevo, soy nuevo, en el día más frío del año, me pasean desnudo de una comisaría a otra porque no soportan mi hedor, mi perfume a viviente, porque ahora en mí, que estoy solo, que solo puedo saber de mí que estoy parado en la cabeza del día más frío del año, todo es nacimiento. Eso que se muere dará habitación al detritus, sí, y entonces nacerá un nuevo jardín. No puede decirse de otro modo.

junio 11, 2009

TRAMPA

ahí está, haciendo trampa. debería decir ahí estás, haciéndome trampa y no me atrevo porque eso resulta de vivir, porque mi verdad es una boca que echa espuma y ahí donde estás no puede interesarme ya y bailo entre las cosas muertas y bailo muerto entre el aire sin encanto y la tierra inevitable, el carrusel de mi cabeza, el tacto, el cráneo, el sexo apaleado, apaleado bailo y vos ahí de cara a la ventana, a otro mundo, bien podría saberlo, y bailo en los alrededores de un jardín reseco y vivo solo mi día y decir vivo es mucho y decir mi día es demasiado y solo puedo decir solo y salpico la espuma de mi verdad sobre el mantel donde comíamos.

ahí está, haciendo trampa, nada se resuelve sin acudir a una garganta que permanezca sin abrir, ¿hay algún degollado entre nosotros que todavía pueda hablar? el cuerpo ni siquiera tiembla, perdido, sin humedad, el cielo no quiere llover, escampará, caminarán las viejas hormigas en hilera, se irán sumando nuevos tejidos a la consistencia de estas telarañas, la blancura no demorará en cubrirnos desde adentro, la desnudez, cuando es final, tiene ese color. si tan solo fuera transparencia y luz, si tan soleadamente no nos derritiera el tiempo.

aquí está, haciendo trampa, jugando con las reglas al revés. voy cansado de moler mis huesos en este mortero, ¿para qué? para ser polvo, para formar parte del codicioso viento que lo quiere todo para sí y no da nada, nada. algo habrá de revelarnos la huella del insecto, la corrupción, los tonos verdes, el semen que ya no dará hijos. nada en la nada, nada, nada se salvó de arder.

MUDO MUNDO

y. y qué. qué dijo tu psicólogo. que te vas a morir. y eso porqué. hoy le conté que eras escritor, puso mala cara. en serio. sí, para él eran señales, de las malas, y recomendó ser cuidadoso. no entiendo. quiere que trabajemos en tu depresión. ah, no, si encima de ese diagnóstico terminal tengo que trabajar, mejor me pego un tiro. ves, ahí está el problema, no tenés que pegarte un tiro, tu vida vale mucho. parecés una propaganda de la asociación de padres preocupados, dejate de boludeces, era una frase. nada es solo una frase, las palabras dicen un montón de cosas. no, las palabras dejan un montón de cosas sin decir o por la mitad, que es distinto. no empecés. no, vos empezaste, las palabras a veces son las culpables de todo, no deberíamos usarlas sin saber adónde nos pueden llevar. pero antes pensabas exactamente al revés. antes, antes, siempre antes, ahora pienso, yo estoy pensando ahora, y ahora es otra cosa. mal hecho. porqué mal hecho, bien hecho, así nadie puede saber qué pienso realmente. y qué pensás realmente. no pienso nada, me invento lo que digo para que los demás jueguen conmigo a que pensamos, pero es un juego, uno encantador. lo decís en serio, suena como si fueras un embaucador. eso mismo decía yo el otro día, todos nos pasamos la vida haciéndolo, la vida es inventarla. no, la vida es vivirla, vivirla mejor, lo cantan los cadillacs. nunca me gustaron. no sé, creo que algo malo te pasa y por eso decís tantas pavadas. vos porque le das mucha bola al psicólogo, te tiene convencido, haceme caso, dejá de ir, te está chupando la sangre, miráte nomás, pálido, lo más pálido que existe. no es verdad, y sí, un poco pálido estoy pero mi blanca palidez. cortála con las canciones. bueno, dejame hablar, estoy pálido porque no pude tomar sol este verano, pero este fin de semana aprovecho y agarro viaje. ves que sos un hijo de puta. trabajar es tu defecto, ya sabés, bancáte ese defecto. uhhh, cortála de una vez. bueno, si no fueras tan pobre no tendrías que trabajar y otro sería el cantar. jejeje, cuando tenés ganas podés ser muy gracioso. en el fondo sí. qué debería hacer, según vos, o el psicólogo, supongo que existe y no es un invento. sí, existe y es un invento, eso prueba tu teoría, deberías ponerte contento. colorado me pongo, mirá, de la vergüenza que me da tener un amigo tan pelotudo. bueno, che, el asunto es que seguimos pensando como ayer. qué lástima, venir con noticias viejas a mí, me obligás a retroceder. no me vengás con el cuento del adelantado a su tiempo. el hecho de que me hayan conbrado orsai no significa que estoy equivocado. los que usan metáforas futboleras son todos unos pelotudos. no lo creo, todo puede ser metafórico. no, se puede llegar a decir una cosa por otra. acaso, cosa, acoso, casa, coso, otro, orto, roto, sí, tenés razón o no tenés razón, las palabras no son cosas, para eso fuiste a la facultad, para terminar diciendo esas cagadas. parecés mi mamá por celular, ese lugar inalámbrico espantoso, cómo puede uno satisfacer sus necesidades edípicas cuando ni siquiera hay un cablecito, algo parecido a un cordón remotamente umbilical, explicame por favor. esperá, voy a tomar nota de esto para charlarlo con el psicólogo. cómo, encima tomás notas de mi vida. bueno, tanto así no, pero esto ayuda, es como un guión, no puedo acordarme de todo sabés, tampoco es que ando por ahí registrando lo que hacés, tengo mi propia vida. estás de la cabeza, qué pensaría la gente si se entera. qué gente. no sé, la gente, la que se entera y dice cosas, qué raro qué loco qué boludo, esa gente. qué van a pensar, que debería dedicarme a la actuación, me sale fenómeno hacer de vos. y yo de quién hago. no sé, en esos temas no me meto, vos con tu vida hace lo que se te antoje. y vos qué hacés con la mía. hago mi vida. estás gracioso hoy, más boludo que de costumbre. y vos más pesimista, pésimo en tu papel. si seguís molestando te acomodo la jeta de un seco. no te molesto, quiero ayudarte, no entendés, el destino me eligió para salvar tu vida de vos mismo, no soy más que el instrumento del psicólogo para curar tu psicopatía. mi qué. tus ganas de suicidarte. ya te dije que era una frase, de esas que uno dice todo el tiempo para rellenar las conversaciones. ya sé, ya sé, pero yo digo que el psicólogo me dijo que como sos un escritor frustrado. frustrado, en serio dijo eso. no importan las palabras exactas, vos escuchá el mensaje completo, además, un poco frustrado sos, miráte un ratito nomás la traza que tenés. es como si le dijeras a un actor porno que es impotente. ya hablamos de la pornografía, ahora concentrate en este mensaje, escuchá bien, dice que como sos un escritor, un escritor que no encuentra el camino para consolidar su carrera, se produce un contrapeso entre tus expectativas y la realidad y siempre la realidad desmiente a tus expectativas y esto te puede conducir, en tu actual estado de desidia, a una depresión más profunda o al delirio. me estás dando a elegir. no, infeliz, quiere decir que las continuas frustraciones te van a conducir al suicidio. qué gracioso, creo que me llevaste a un lugar común basado en las ideas de lo considerás que es un artista, el que se vuelve loco y se mata. pero por más común que sea, si te pasa algo. qué, qué si me pasa, por lo menos va a ser mejor a que no me pase nada, algo, algo qué, puede ser algo bueno, porqué tenés que completar la parte mala de las cosas, yo veo mi desazón y no reniego, hablo y me sale desaliento, levanto los brazos y me doy con que no tengo y entonces me pongo a reptar, sí, a reptar, soy un animal y me arrastro entre las sombras y entre la niebla de la vulgaridad. charly garcía. sí. más allá de tu viborez o viboridad, quería decirte que si te pasa algo me dejes tu reproductor de mp3 y ese pantalón que es azul pero parece un poco verde. hijo de puta. bueno, pero en serio. en serio qué. me los vas a dejar. perdételos en el culo si querés. no te vas a suicidar entonces. no prometo nada, no se me ocurriría, justo ahora, no, por lo menos no en el corto plazo, antes quisiera matar un par de personitas, no se te había ocurrido, verdad, en vez de loco y suicida, loco y homicida. no veo mucha diferencia. y si fueras una de las víctimas. nunca podrías matarme, lo dijo el psicólogo. entonces cómo podría suicidarme si ni siquiera puedo matarte. cómo pasamos de tu muerte a la de los otros. es que la diferencia es muy corta. a ver, explicame. hablás como un psicólogo, tanto ir a verlo te contagió la forma de hablar, a menos que el invento sea lo otro, que sos mi amigo y que yo no estoy loco. lo otro, no, esto querrás decir. no sé, no sé. te imaginás. sí. ahora terminá de explicarme. qué. las muertes. es fácil, se trata de averigüar qué pasa después, una cuestión epistemológica por donde se la mire, me mataría para conocer qué existe a continuación y mataría a otros para saber si yo desaparezco con ellos y también para ver si por dentro es verdad que somos iguales, te aclaro que solo mataría conocidos, con preferencia por quienes me hayan causado molestias. no habrá sido para tanto. no podría medirlo, tiendo a exagerar, pero en eso hay provecho. cuál. la invención es más generosa. la biblia dice no matarás. eso dirá en la tuya, se ve que te leíste las partes menos interesantes, si no te hubieras salteado esos momentos de insomnio textual. insomnio textual, qué significa. las partes que no te dejan dormir, fácil, en fin, hubieras descubierto una frasecita como esta "dame una palabra seductora para herir y matar", judit, capítulo 9, versículo 13, es el pedido de la judía antes de cortarle la cabeza a holofernes. y vos querés cortar cabezas. yo quiero escribir, es simple, cada uno mata como puede.

EL AMANECER Y BEPPO

todos los aviones iban al sur y beppo se preguntó, tirado panza arriba sobre el pasto, si, tantos que pasaban y ni uno solo al norte, habría espacio suficiente para guardarlos o estarían amontonados como enjambres de langostas. todavía beppo tuvo tiempo de ir un poco más en su observación e intentó saber si el cielo no estaría roto allí donde pasaban y pasaban uno detrás de otro sin cansarse, cerró un poco los ojos por la fuerza que demanda mirar la profundidad y quiso adivinar un tajo, una costura, alguna inconfundible señal de que se había malogrado el aire allá arriba y que desde aquí parecía tan inmóvil como debe parecer el océano visto desde el espacio exterior. salvo que todo espacio que no sea uno mismo es exterior, cada uno piense como desee.

beppo llegó a la suposición, verosímil a esa hora, de que las naves jamás descendían, que formaban hileras y le daban la vuelta al mundo con el único propósito de sostener la ilusión en la diminuta humanidad, que ya ni siquiera los confundía con pájaros, de que los tiempos de ahora pocas sorpresas tienen para ofrecer. en efecto, sería más sorprendente ver el cielo despoblado y las ciudades a oscuras, pero a esto no llegaba beppo.

su interés, no diremos el único pues nos podrían acusar, con justa razón, de pobres exégetas de quien, afanado en mirar el cielo y descubrir cosas, sí, cosas, con toda sencillez viene a presentarse tirado sobre el pasto, además de las cicatrices dejadas por el trazo de las naves se dirigía a la comezón de su propia carne, transitada por pasajeros de otra índole.

verifiquemos cualquier presencia de ánimos panteístas antes de proseguir. si beppo está allí, traspasado de asombro, no cualquier asombro, más bien por ese confuso, cuando no abrumador sentimiento del cosmos tensando de infinito el cuerpo minúsculo, y si esa misma tensión es lo que asciende hasta su pensamiento transportando su espíritu, inquieto y al mismo tiempo presente en cada átomo del universo, de una estrella a otra a una raíz endurecida a un grillo que salpica sus dedos con una baba color miel a una piedrita cuadrada con pintas rojas a una brisa de aire crudo a una pared de adobe a un enrejado negro a las uñas de sus pies...

hay que ver si todo lo que siente es el universo y no más que uno de los efectos propios y posibles de haber fumado marihuana, pues ha de saberse que hay otros estados, también pasajeros. curiosa palabra esta última, empleada ya en ocasión de hablar de las sensaciones de beppo. ahora refiere a un estado sintiente pero cabe preguntarse quién o qué pasa, beppo o la sensación. qué es el pasaje en este embrollo de ojos que detenidamente se apoderan de beppo hasta, por decirlo de algún modo, devorar a los sentidos restantes.

incluso aquí habría que ver si no será que en realidad (pero qué parte de la invención corresponde a la realidad) el pasajero es beppo que, precisamente, pasa a otro sentido, vale decir a un lugar, equívoco lugar por cierto y en esto concuerda con su función de servir de pasaje, donde, mejor dicho, todo es sentido. con esto descartamos la sospecha de panteísmo pero ahora acabamos de abordar otro tren, para no abandonar todavía las imágenes de viajes, no menos erráticos que el anterior, el de la alucinación.

en efecto, beppo no alude con sus preguntas a nada real, a nada que podría interpretarse como plausible en la realidad, sus preguntas, si a algo conducen, es hacia sí mismo en estado sintiente. ahora bien, he aquí que, por su parte y como se verá enseguida casi hasta desprendidos de beppo, sus sentidos tampoco parecen guardar mucha relación con lo que sucede alrededor. digamos que si hay alguna conexión entre beppo y el mundo, esta se da bajo la forma de una invención o, si se prefiere el término más corriente, de una alteración.

de otro modo, lo dicho recién también puede decirse con el siguiente giro: las sensaciones acarrean a beppo y no beppo a sus sensaciones. de esta suerte, sometido como está su cuerpo a sentir, éste le es presentado como un extraño. de pronto el humor que acompaña la embriaguez narcótica le revela un deslizamiento en el pacto de complicidad entre ellos. a lo sumo ahora son huéspedes en un mundo tironeado por sensaciones voluptuosas y cuyo lento fluir deriva en alguna especie de conocimiento volátil que, en ese instante, parece percibido por primera vez e incluso digno de captura. de cierta manera, decíamos, los ojos devoran a los demás sentidos y beppo se sitúa detrás de su cara, no siendo más que un observador privilegiado de los acontecimientos del cuerpo. todo lo que atraviesa su cuerpo, desde las patitas del grillo hasta el sabor ahumado de su saliva, se manifiesta con la intensidad reveladora de un microscopio.

en la pureza del asombro que todo le provoca es donde beppo traba amistad con las cosas que le rodean, desvestidas de bondad y de maldad, vistas tal cual son y sin embargo inconfesables, porque ya dijimos, y no será insistir demasiado, que beppo no tiene más que ojos y la información que por ellos entra no sabe salir del mismo modo.

no debería sorprendernos ver un hombre tirado así en el pasto. el poeta manuel castilla en sus poemas no parece hacer otra cosa que pasarse mirando lentas nubes cuando no anda por ahí tiznado de infinito. pero no es la teoría literaria ni la crítica ni cuestiones como la contemplación del alma ni mucho menos detalles legales, minucias civiles, del porte del consumo de estupefacientes, vale decir aquella sustancia capaz de llevarlo a la estupefacción, lo que atrapa a beppo, su cuerpo y sus sensaciones en un remolque en apariencia estático.

beppo está imantado y flota en dirección al cielo. no es elías, arrebatado en vida a los cielos por dios cuando esto era aun posible, sin embargo ese cuyo peso tiene la seguridad de inmiscuirse con la tierra blanda del parque, se siente leve y, si observamos con atención, ya tiene los ojos cerrados cuando clava las uñas y arranca de raíz unos pastos y ya está sonriendo cuando el misterio del amanecer espanta el tiempo de guardar lejos del vecinadario y los pájaros comienzan a explotar entre las ramas lo mismo que alarmas estratégicamente dispuestas y los primeros autos del día ganan las avenidas y se mezclan con los últimos autos y los de a pie confunden la ensoñación de otros con sus propios miedos y no ven pasar los aviones porque el escenario para ellos está ahí, frente a sus narices, donde dan su puntapié inicial las horas de la obligación y beppo, todavía dulce, sin abrir los ojos enrojecidos, cuando los perros tironean al paseador.

en breve la ciudad será un estallido y beppo siente que una burbuja lo rodea y el sol entibia cada vez más su cuerpo, en señal de que está cerca, y estar cerca del sol también quiere decir estar solo y aún no se atreve a abrir los ojos cuando sospecha que ha alcanzado el tajo celeste. si otros pudieran entrar aquí, mirar conmigo, piensa y luego piensa en quienes serían los invitados y luego si no serían un ancla llevarlos a todos y se despreocupa de cualquier acusación de egoísmo porque nadie tiene instrucciones para sentir, mucho menos eso que él siente y por eso nadie podría mirar con él, a lo sumo mirará para el mismo lado pero hasta ahí nomás resulta posible saber, más allá es invención, más acá también añadiríamos aunque sin pretender alterar el discurrir de beppo, por estas alturas, nunca dicho con mayor justeza, apenas un puntito negro en el aire. el día tiene aún muchas cosas para dar en el momento en que la boca del subte traga personas enteras sin devolverlas.

junio 10, 2009

CERRÉ LOS OJOS

se levanta para saber la hora y no puede, apenas consigue abrir los ojos. le duelen como astillas de vidrio, agujas y arena. todo eso a la misma vez. en la tele anuncian buen clima para el fin de semana. detesta a los meteorólogos porque dan esas noticias con cara de playa y espuma de mar en las patas. ellos no tienen la culpa. nadie tiene la culpa, de hecho. o sí hay culpables solo que no se les puede ver la cara porque viven muy lejos, en las cercanías del cielo y jamás se dignan a bajar al sur de nuestras panzas maltrechas. otra vez con lo mismo, dijo su amigo, dale con tu zurdés. así, zurdés. de qué hablás, respondió m. , no ves que estoy intentando llevarte algo de conciencia social y vos te acorazás en tu escudo ínfimo-burgués derechoso para rabiar contra la esperanza. es una pregunta, porque no la entiendo, mirá, seguí durmiendo, este fin de semana hay sol, eso es todo, no hay que darle tantas vueltas. sí que hay, yo tengo que trabajar todo el puto fin de semana, qué vas a decir ahora, a ver. nada, qué tenés contra los putos. eh, qué qué, qué tiene que ver, no tiene nada que ver, no tengo nada, yo digo del fin de semana. pero dijiste puto, puto fin de semana. sí, pero porque no voy a podrer disfrutarlo. ah, entonces sos un envidioso, todos los zurdos son iguales, envidian las riquezas del amo, jejeje, encima son esclavos porque ellos mismos se ponen por debajo. de qué hablás, estás de la cabeza, rescatate y tomate una ginebra que tanta merca te está poniendo mal, además no soy zurdo. entonces sos de derecha. no, tampoco. entonces qué mierda sos. ñaca, no sé, pero zurdo no, y de derecha tampoco, además ya nadie es zurdo. bueno, si lo decís así, como si supieras, de todos modos nadie tiene la culpa de que sea este fin de semana una fiesta para algunos y para otros signifique la cárcel laboral. cárcel laboral, te das cuenta lo forro que sos, lo decís para burlarte de mí. no seas tan paranoico y tan pelotudo, lo digo para burlarme de otros como vos a través de vos, encima sos egoísta, no todo pasa por tu ombligo, sabías. bueno, bueno, basta, quiero dormir un rato antes de. de qué. de, de, no sé, antes de algo, no sé todavía qué, cuando me levante voy a saber, no me gusta calcular qué voy a hacer porque después no hago nada. sin calcular tampoco hacés nada, no entiendo cuál es la diferencia. cómo estamos hoy, qué ganas de romperme las pelotas que tenés. no, pará que es en serio, mi psicólogo me dijo que eso que vos tenés se llama depresión. y cómo sabe eso tu psicólogo. porque le cuento de vos. qué. sí, le cuento tu vida como si fuera la mía, no es genial. estás loco, por qué hacés eso. porque así nos ahorramos plata y ganamos en salud mental. me estás cargando, verdad. no, es en serio, es que un día se me acabaron las cosas para decirle y tuve que inventar. mentir. claro, mentir, y vos sabés que es más difícil mentir que contar la verdad. sí, uno tiene que pensar todo el armazón de la mentira o se nos cae como un andamio mal atornillado. qué rebuscado que andás, andamio mal atornillado, lo vas a publicar en tu blog. jeje, no sé, no, sí, no sé, pero la idea es esa, que el andamio se cae junto con la mentira que la sostenía mal, porque para mentir hay que saber hacerlo, esa es la moraleja. no, a mí con moralejas no me vengas, bastante con escuchar al psicólogo. me intriga qué puedas decir de mí, seguro también son inventos pero deben tener la coherencia de la proximidad con el autor de la experiencia. uhh, basta de eso, autor de la experiencia, de dónde sacás esas boludeces, creo que deberías dejar de leer la biblia, el psicólogo dice que en tu estado es mejor salir a pasear, andar en bici, bañarte, cortarte esos pirinchos. jejeje, hace años que nadie me dice esa palabra, parece una reliquia guardada en un monasterio medieval. sí, mi mamá me la decía todo el tiempo de chico. sí, las mamás dicen esas palabras cuando uno es chico, después no ven la hora de que te cortés las mechas y salgás a conseguir laburo. en fin, no leas la biblia, también le dije que no sabías nadar y que le tenés miedo a las alturas. y qué te dijo. que tenías problemas sexuales. cómo es posible si ni siquiera tengo sexo, y qué más le dijiste. que no veías a tu familia hace meses, que eras drogadicto, bah, adicto en general a cosas malas. así le dijiste, malas, mirá que soy adicto a la pornografía y eso no es nada malo. no, bueno, respecto de ese temita, recomendó cortarte internet un tiempo. noooooo. bueno, no exagerés, no es para tanto, es la única manera de que salgás de aquí y hagas algo aparte de trabajar y dormir y hacerte la paja, pensalo, tiene razón. no creo, lo voy a pensar pero no creo, tampoco me van a tomar por sorpresa las recomendaciones de un psicólogo que ni conozco, ahora decime, cómo sabe si estás cumpliendo con sus recomendaciones. me pregunta y le cuento cómo ando. y cómo andás, si se puede saber. bien, la verdad es que estoy atravesando una de esas etapas de felicidad que se me desborda la cara de risas, el psicólogo no sabe cómo hago para estar tan deprimido, ni se te nota, me dice, cree que todavía uso drogas, bah, que usás, que usás. no, no uso ni abuso, no deberías seguir yendo, o no hablar de mí. es que es un buen amigo, siento que me escucha. pero cómo te va a escuchar si te la pasás hablando de mí, en todo caso me escucha a mí a través de vos. tenés razón, no toda la razón, un poco nomás, pero es que está de oferta, cada tres sesiones una es gratis. entonces sólo andá a las que son gratis. no entendés, la promoción es solo para clientes asiduos. creí que era tu amigo. bueno, pero él no lo sabe. y no le contaste sobre tu ansiedad consumista. de qué hablás. de tu necesidad de comprar y comprar y comprar para rellenar el vacío absurdo y profundo de tu patética existencia. jejeje, no, le hablé de que nunca tenés plata y eso te sume en la frustración, según él, deberías ahorrar. bueno, no me frustra no tener plata. lo decís porque sos un resentido social, todos los pobres dicen lo mismo. y si todos los pobres lo dicen cómo no puedo escucharlos, será que lo dicen en voz baja o no lo dicen al mismo tiempo. dejáte de esas boludeces, antes no eras ni anarquista ni socialista ni nada. antes era algo, es un consuelo, ahora soy menos, cada vez menos, mirá cómo me voy esfumando, primero un dedo meñique, que no sirve de gran cosa, uno se pierde de algo insignificante sin darse cuenta de que sí era importante porque ahí se anunciaba la catástrofe. de qué hablás, ya estás delirando, parecés un cura párroco. no entendés, algo pequeño se había borrado de nosotros y seguimos nuestro camino sin verlo, cómo podíamos verlo si era tan pequeño, pero era el principio de que la gangrena extendería sin pausa su color hasta dejarnos sumergidos en la podredumbre, entonces, cuando ya es demasiado tarde, vemos con claridad, eso me pasó, no te das cuenta, estoy podrido, algo me comió las vísceras, se me hinchó el cadáver y recién cuando reventé y me vi desbordado de gusanos supe lo que me había pasado, comprendí que por las pequeñas heridas había entrado eso tan inmenso, tan inmenso, mirá, y yo no quería curarme porque pensaba que no era nada y sí era, era la misma nada haciéndose presente, no, si yo soy un gran pelotudo y tendría que haber esquivado algunos baches, pero siempre mi confianza es excesiva y mirá, al final este no era un bache, era mi tumba y ya no puedo salir porque la muerte me blanqueó los huesos. de qué mierda hablás, estás de la cabeza. no, no estoy nada, eso es lo que no entendés, te reís de mí porque no me entendés y nunca lo vas a hacer y por eso te vas a seguir riendo y estará bien, qué sé yo, solo hablo de mí y no importa lo que diga, porque si te digo que estoy hecho un cadáver en su tumba no me creés y si te pido que me saqués de este pozo ni siquiera ves el pozo. es que no te entiendo, de repente te ponés raro. raro, raro, qué tiene de raro haberse muerto, todos los días muere gente, a toda hora, la diferencia es que algunos ni se dan cuenta y siguen paseando, yendo de viaje a mar del plata como seguro harán muchos este fin de semana, afanados en ganar guita, en comprar juguetes para su aburrimiento, en contratar personas para que les hagan sonreír y olvidar sus vidas, no te das cuenta de lo miserable que es el mundo, lo que todos quieren es subirse a una ola y que los lleve lejos del aburrimiento, cuando se aburren matan, cuando se aburren tiran a la basura a los demás, cuando se aburren inventan torres de papel e invitan a otros más aburridos que ellos a subirse hasta que la torre no da más y esa caída sí que es un lindo espectáculo, cuando se aburren mueren, cuando se aburren aman y cuando se aburren dejan de amar y matan otra vez. estás loco, disculpáme pero no entiendo de qué hablás. no hace falta entender, qué más da entender, si entendieras qué ganarías con eso, sería lo mismo que pegarte en la nariz para que puedas respirar mejor. encima me querés pegar. no, boludo, no quiero nada, eso es todo. nada, todo, ya está, me cansé, mejor me voy a trabajar. andá tranquilo, después contáme qué cosas buenas tiene el psicólogo para recomendarme mañana.