abril 27, 2009

LA HORA DEL TÉ CITO ROBERTO ARLT, EN EL JOROBADITO

a su modo las citas son textos completos, a pesar de su apariencia, el recorte es ya un texto. si algo significan fuera de la compañía del resto de sus fragmentos, pues habrá que descubrirlo en la nueva relación que entablan con el imán que los atrae ahora. vale decir que se cargan de un sentido novedoso en cuanto los mide otra intensidad: aquí. además, se trata, en no pocas ocasiones, de hallar las palabras que no podríamos decir mejor, según lo quiere Alfonso Reyes, quien de paso se jactaba de nunca citar a otros, citando precisamente a Verlaine, para quien las citas eran muletas de las que sus vigorosas piernas prescindían con gracia.
de allí que suele hacerse necesario explicar las citas, no tanto su contenido como el tipo de acomodamiento realizado, algo similar a las instrucciones para estacionar un auto cuando en la fila queda un espacio.
lo cierto o lo incierto para estas citas es que revisten un sentido diríamos privado: son mensajes que más o menos tienen un destinatario preciso, precioso además, y entonces dicen poca cosa para el lector común (si acaso existe tal comunidad) y sí mucho para ese destinatario, de manera tal que avisan sobre territorios en los cuales este digno enunciador quiere decir-se: la memoria, la vida cotidiana, el viaje. si bien nada de estas condiciones obstaculizan el ejercicio libre de cualquier lector.
lo que define a la cita no sería tanto su sentido como el uso que hacemos de esa voz ajena, ¿o su sentido se define por dicho uso? citar es convocar, llamar la voz de alguien para que uno diga de manera tal que un nuevo ritmo le imprima resplandores inéditos. la hora del té-cito, no es para menos, representa el momento en que nos disponemos a conversar y re-anudar palabras acaso dejadas por la mitad.
por si faltara explicar algo más, estas citas, junto a un changuito lleno de ellas, se pueden adquirir yendo al libro de arlt titulado el jorobadito, lectura, por lo demás, altamente recomendable porque una cita, antes que nada, es una invitación, un pedido de presencia.

LAS FIERAS

Y si me resta tu recuerdo es por representar la posibilidad de vida que yo nunca podré vivir. Es terrible, pero rubricado en ciertos declives de la existencia, no se escoge. Se acepta.

UNA TARDE DE DOMINGO

_ No cuenta nada nuevo usted. Eso ocurre entre todos los matrimonios y entre novios también. Los novios se aburren tremendamente; cuando no son estúpidos por demás. Y usted y yo, Leonilda, si nos tratáramos mucho tiempo terminaríamos por encontrarnos en la misma situación.
_ Es posible...
_ Me alegro que lo crea, Leonilda. En realidad, conocer a una mujer es una tristeza más. Cada muchacha que pasa por nuestra vida nos oxida algo precioso adentro. Posiblemente cada hombre que pasa por la vida de una mujer destruye en ella una faceta de bondad que otros dejaron intacta, porque no encontraron la forma de romperla. Estamos a la recíproca. Somos una buena cáfila de canallas...


EL TRAJE DEL FANTASMA

Mirando en derredor descubrí varios caminos trazados por la planta del hombre y todos en dirección a la cadenuela de montañitas; y, efectivamente, cinco días después de echar a andar por allí, sin percance digno de mención, llegué a la ciudad de las orillas, cuyo nombre no se puede decir, porque es un secreto y cuento lo que vi en estilo enfático, porque es ésta una de las ciudades de las que únicamente se puede conversar con las palabras escogidas y giros cuidadosos.

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