abril 01, 2009

ENREDADERA


que yo escriba esto significa que estoy pensando en vos. es decir: juego con la idea que vos tendrías acerca de cómo escribir la enredadera, lo cual presupone mi idea de cómo pensás mi enredadera y mi idea de lo que pensás de mí. en consecuencia tenemos ya una primera ramificación. escribo esto por y para enredarme con vos, primera destinataria de mis deseos más tenaces y rehén ferviente de mi cuerpo más apasionado. de todos los viajes que emprendí, de todas las visiones que tuve, de todos los cuerpos que fui, aquellos junto a vos, en vos, han sido los más genuinos, extraordinarios y cercanos al punto exacto del placer. que yo escriba esto, en defnitiva, también significa que no soy yo, después de todo, si no un deseo, una tensión entre muchas y por lo tanto yo, aunque parezca tener mi punto de partida en algo parecido a mí, ni comienzo ni culmino conmigo. esto último es, pues, mi deseo: carecer de límites.
en alguna época dije: la escritura comienza aquí donde yo estoy, parafraseando al barthes del discurso amoroso cuando dice que la escritura comienza allí donde no estás. pero la escritura ya existía antes que yo y yo existía antes de la escritura, con lo cual nos podríamos ramificar en otras direcciones (diversiones - de divergente). en todo caso yo devenía en la escritura de una forma particular y específica, algo así como una condensación de subjetividad, aunque también una condenación, ciertamente, porque ¿por qué tenía que ser yo de una sola manera?
ahora tiendo a creer que uno escribe para diluir el ego y dispersarlo entre los otros. la palabra, vos me lo hiciste saber, es un don, un regalo, y por eso poco importa aquí lo que yo quiera decir, importa que lo diga. luego otros se encargarán de hacer uso de ella como mejor les parezca.
mi deseo, por si no lo habías notado, pasa también por agradecerte esta revelación.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Keats, sobre la poesía: Entonces, si no tiene todo, siendo yo un poeta, ¿por qué asombrarse si no escribiese más?... Es cosa lasitmosa de confesar pero es un hecho que ninguna palabra dicha por mí puede aceptarse como opinión nacida de mi naturaleza idéntica ¿Cómo podría serlo, cuando no tengo naturaleza?... Mas acaso tampoco ahora estoy hablando de mi, sino de algún carácter en cuya alma vivo actualmente. Carta da Richard Woodhouse.

clavo dijo...

bueno, yo conoci una enredadera tambien, la vi bien de cerca, era hermosa,estuvo bueno mientras duró.un beso.-(por qué no aparece lo que uno comenta? para que "se puede" si no aparece? no entiendo estas modas..)

Anónimo dijo...

A mi me pasa que me enredo con las palabras, nunca logro decir lo que en realidad quiero decir,pero a pesar de eso logro transmitir "algo".Hace un tiempo, Eduardo me presto un libro y con eso se abrió una puerta para ir a jugar;a jugar con las palabras,con los sentidos y sin-sentidos,no siempre siento todo lo que digo y sin los sentidos puedo imaginar, porque escribir es volar con la imagi-nación, una nación hecha a cada instante en un libre juego donde la centralidad del yo debe de ser subvertida para ser deconstruida y construida ya que "uno escribe para diluir el ego y dispersarlo entre los otros", y ahora me divierto, al vertir en este texto los recuerdos de ese hecho, que deshecho por el tiempo he tenido que arreglar y volver a presentar.
y tal vez no deje nada, aunque algo haya "dicho"...
por eso,te regalo estas palabras con las que intente decir nos en-red-damos, en-red-dimos, y en-rojo-daremos. Salve o sagRADO Internet!!
Saludos Juan!!!